*Entre Sombras y Sentimientos [Prólogo]

Me acomodé en el sillón que había delante de la enorme cama que ocupaba de la habitación y tomé el libro que descansaba en el suelo. Crucé las piernas por debajo de mi cuerpo y abrí el libro mientras me acomodaba. Alcé la mirada un momento hacía la enorme cama que tenía delante y me encontré a Sara mirándome fijamente. Sentí que mi cuerpo se paralizaba y el libro resbalaba por mis manos hasta golpear el suelo con un golpe sordo.
Después de la batalla había vuelto al maravilloso loft que Mathias había reservado para nosotros en el Hudson hotel, y desde aquello primeros días no había conseguido ni una sola vez que Sara se subiese a la cama. Lo había intentado durante dos meses, y ella siempre lograba escaparse de mis brazos mediante lloriqueos, arañazos y todo lo que estuviese a su alcanzo. Unos meses después había dejado de intentarlo, pues al arañarme todo el brazo me había dejado claro que no volvería a meter sus patas en ésa cama a menos que Mathias volviese. Apenas habíamos pasado una noche juntos en el loft, pero para Sara aquello se había convertido en su casa. Sergio y ella se llevaban bastante bien, incluso mejor de lo que pensaba que lo harían después de la batalla. No era muy normal que un cuervo y una gata hiciesen buenas migas, Sergio era como un guardián de la oscuridad, y bueno, Sara era como una (entre muchas) una princesa del cielo.
Había tardado seis meses en atreverme a darle un vistazo a la mente de Sara, lo que, para mi especie se consideraba u rebajamiento enorme, pero tanto ella como Sergio como Mathias eran mis debilidades. Al introducirme en la mente de Sara esperé recibir un contacto directo con la mente de Mathias, lo que ocurría siempre, pero aquella vez no funcionó, y Sara solo sentía una enorme sensación de vacío y abandono. Ése fue el día que asumí completamente que Mathias ya no volvería, me equivoqué.

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