Bring the flames back

Estaba cabreada y molesta, no muy segura si por no haber sido capaz de pasarme esa pantalla del juego o por otra cosa, pero ya no me apetecía seguir jugando, necesitaba un momento para acostumbrarme a la cantidad de gente que me rodeaba y decidí salir fuera.
Recogí mis cosas y me dirigí a la salida, donde me encontré de cara con Aiden que estaba entrando.
– ¿Ya habéis acabado? –preguntó. Le notaba un tanto nervioso, tal vez porque era consciente de que llegaba tarde después de haberme prometido que asistiría.
– Algo así –dije mientras me encendía un cigarrillo– ellos siguen jugando, yo creo que he acabado por hoy.
– Oh.. –dijo bajando la cabeza.
Y eso fue todo. Nos quedamos así, el uno al lado del otro, hasta que decidí que tampoco era para tanto, la que había decidido abandonar la partida había sido yo, así que no es como si no se hubiese presentado, estaba aquí.
– ¿Y dónde te has metido? –pregunté con una media sonrisa.
– Bueno –puso su mano en el bolsillo derecho de sus pantalones y sacó una caja pequeña–, he estado intentando recuperar esto –y me la entregó.
Le miré dubitativa y cogí la pequeña caja, no tenía la más mínima idea de que podía contener, así que le di una última calada a mi cigarro y la abrí después de tirarlo. Lo que había dentro ya era otra historia. 
Descansando sobre la base de la caja descansaba mi anillo. Siete finos aros de plata, cada uno con su especial relieve, la pequeña pieza que los mantenía unidos y la sortija que colgaba de esta con su grabado medio borrado pero perfectamente legible.
– ¿Qué? –dije sin poder creérmelo mientras cogía el anillo entre mis dedos y auto obligaba a no llorar–. ¿Cómo lo has recuperado? 
Aiden recuperó la caja de mis manos y automáticamente devolví el anillo a su sitio correspondiente, mi dedo anular derecho. Seguía encajando perfectamente.
– Antes de dejar Berlín volví a la tienda y le pedí al dueño su contacto para poder recuperar-lo, le aseguré de que le pagaría su valor y todos los gastos de envío. Llegó ayer pero no estaba en casa, así que he tenido que ir a buscarlo a la oficina.
Quería mirarle a los ojos y agradecérselo como era debido, pero no podía dejar de mirar el anillo, de vuelta en mi dedo. No podía creérmelo.
Sabía que Aiden conocía el significado que tenía para mí y cuanto me costó venderlo, pero lo había hecho por necesidad y me había hecho a la idea de que no lo volvería a ver.
– He pensado que, bueno, es muy importante para ti y claro –parecía terriblemente nervioso–, no querría que perdieses tu único lazo con... ya sabes –nunca había sido capaz de pronunciar su nombre–. Pero también me gustaría que significase un poquito más, yo... me gustaría que –suspiró–, yo querría que lo intentásemos.
Entonces sí le miré. Él alzó la mano y limpió las lágrimas que no había podido retener y sonrió de lado.
No estaba muy segura de sí le había escuchado bien. Tampoco estaba segura de haber entendido qué me estaba diciendo. Seguramente se refería a cualquier otra cosa que mi mente no recordaba.
– Aiden,, –empecé, pero no me dejó acabar.
– Sé que asusta. Sé que te dije que no quería volver a hablar del tema –suspiró–, pero era mentira. Tenía miedo... pero entonces recordé que te dije que si me lo hubieses dicho en su momento, las cosas podrían haber acabado de otra manera, y después de tanto darle vueltas decidí soltarlo. El no ya lo tengo, y no tengo nada que perder. Esta vida ya no puede joderme más...
– No te lo digo por mí Aiden, de verdad, hace mucho tiempo que dejé de tenerle miedo a estas cosas, te lo digo por ti, por tus carruajes, lo que dejas atrás, yo no quiero causarte más problemas..
– Pero no me los causarías, es una decisión mía y para mí ... es como él para ti, porque igual que él ya no está, ella ya no está para mí –se llevó las manos a la cabeza–. Mierda, sé que no es una buena comparación, joder, lo siento
–Principalmente porque William está muerto –señalé.
Se estremeció al escuchar su nombre. 
–Lo siento –dijo bajando la cabeza–. Solo quería que tuvieras el anillo porque sé lo mucho que significa para ti y estos últimos días han sido los mejores que he tenido y solo quería hacer algo para devolverte el favor y que estuvieses contenta -sacudió la cabeza-. Ni siquiera sé cuando me di cuenta, pero con el tiempo solo quería ver tu sonrisa y cada día que pasaba estaba más a gusto y simplemente..
– Aiden –dije–, si me está pidiendo que esto que tenemos sea algo serio, mi respuesta es no. Pero no porque no me gustes ni porque no quiera estar contigo, de verdad quiero, pero necesito, y sé que tú también, que arregles tus problemas pasados –me acerqué a él y coloqué una mano en cada una de sus mejillas–. No me iré a ninguna parte –le sonreí–, es una promesa.

No estaba muy segura de qué acababa de prometerle ni por qué lo había hecho, .... me gustaba, eso no era un secreto, pero de ahí a decirle que si a una relación había un largo trecho, sin embargo, las palabras había salido de mi boca sin que pudiese tomarme un momento para pensar, y sinceramente, lo dicho, dicho estaba, pensé que cuando llegase el momento, ya me enfrentaría a la realidad...

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